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Creemos que lo que comemos no afecta nuestra percepción de la realidad. Que sentirse feliz depende en exclusiva de nuestra mente y de la actitud que tomamos ante la vida y ante lo que nos sucede. Pero para responder adecuadamente a los retos diarios, necesitas un cuerpo con el que moverte.

Una fisiología corporal que te dote de la energía suficiente para aguantar tu rendimiento el tiempo que necesites mantenerlo.

Unos niveles de sangre equilibrados por alimentos ricos en agua y una adecuada cantidad de oxígeno en ella, que te permitan mantener la calma para cuando las cosas se tuercen.

Muchos somos los que meditamos, practicamos deporte pero descuidamos la gasolina que hace funcionar nuestra mente con claridad.

 

El gluten

La harina que se utiliza para pizzas, pan, galletas y todos esos alimentos que nos venden como apetecibles en los anuncios televisivos son en realidad uno de los mayores tóxicos que existen  en la actualidad.

Para uno de los neurólogos más activos en investigaciones relacionadas con al alimentación y  su influencia en la mente humana como es David Perlmutter, señala en su libro «Cerebro de Pan» los carbohidratos derivados del gluten son asesinos silenciosos del cuerpo y del cerebro.

En concreto el pan actual proviene de cereales modernos. Estos contienen sustancias irritantes e inflamatorias perjudiciales para el cerebro.

El cereal cultivado ahora es dañino ya que proviene de cepas modificadas. Antiguamente se comían cereales y pan pero no tenía nada que ver con el que se come ahora.

Existe evidencia científica que avala que el consumo prolongado en el tiempo de pan y derivados del gluten conduce paulatinamente a enfermedades como parkinson y reduce la cantidad de masa cerebral gris, asociada a la inteligencia. Como mínimo.

 

El café

La cafeína contiene una sustancia que genera cambios en la concentración de noradrenalina en tu mente aumentado su liberación. Además de activar los mecanismos de defensa o huida que como ser humano posees ya de forma excepcional.

La noradrenalina entre otras cosas te prepara para actuar, regula la conducta sexual y aumenta tu ritmo cardiaco. Además juega un papel crucial en trastornos como la depresión, ansiedad y trastornos por déficit de atención.

Además si padeces o has padecido alguna vez en tu vida ansiedad, tomar café puede hacer que seas más sensible a desarrollar de nuevo los síntomas característicos de ansiedad que si no lo haces.

El café es un excitante, con lo cual irremediablemente cuando estás bajo sus efectos tomas decisiones bajo la influencia de la cafeína en tu mente. El límite realmente lo marcas tú.

Puede que no seas consciente de que tus acciones a veces son más impulsivas de lo normal cuando has consumido cafeína. O que te molestan las cosas con más facilidad. Incluso que percibas situaciones como estresantes aparentemente neutras.

También es posible que tomar café en cantidades moderadas no te influya en nada. Puede que te aporte ese punto de energía que crees que necesitas para funcionar.

Los motivos por los que hoy en día se toma café son muy diversos. La gran mayoría de las personas lo hacemos porque nos gusta el sabor y el olor.

Pero puede convertirse en un factor limitante para ti si sientes que te cuesta controlar tus emociones bajo su influjo.

En líneas generales consumir café no es malo para el organismo pero al final no deja de ser una bebida que necesitas tomar a diario.

El café es adictivo aunque se creen que son muchos los beneficios que aporta su consumo y por ello a pesar de ser un adictivo reconocido, sigue siendo una bebida muy popular en el mundo.

 

Consejos finales

Respecto al café por ejemplo, es un activador. Si estás atravesando un periodo de estrés, decidir tomar café para sentirte mejor puede que no sea la mejor decisión.

Si estás nervioso antes de afrontar una competición importante puede que tampoco sea un potenciador del rendimiento. Sino que incluso en esas situaciones, un exceso de activación te juegue malas pasadas.

Con el pan y otros alimentos que generan un pico grande de glucosa en sangre puede pasarte parecido. Si decides comerlos antes justo de un esfuerzo puntual físico, genial.

Pero si lo que quieres es mantenerte alerta, mantener tu concentración el máximo tiempo posible en todo aquello que haces, alimentos como el pan ralentizan tu rendimiento cognitivo. 

Por ello, en función de lo que vayas a hacer ese día, esa semana, o dentro de dos días, elige comer aquellos alimentos que te generen un estado fisiológico y mental adecuado para esos eventos.

La decisión fácil es comer lo que te gusta y olvidarte de las consecuencias pero ¿te has parado a pensar qué precio conlleva eso para tu bienestar? Un psicólogo te puede ayudar a tomar mejores decisiones desde ya.

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Pide cita sin compromiso y vemos tu caso concreto. 

Rubén Monreal - Doctoralia.es